Presentan alternativas sustentables al cultivo de tabaco

31/07/2019

Por el conocimiento agronómico que se tiene sobre esta planta se podría destinar para la producción biotecnológica o bien sustituir los cultivos actuales por bambú.

En los últimos años la industria tabacalera viene afrontando una crisis que pareciera no poder superarse. Uno de los grandes jugadores de la industria cerró una planta Tucumán y en lo que respecta al consumo interno, éste descendió un 30% durante la última década. Por otra parte, la misma industria comienza a volcarse a productos sustitutos del cigarrillo, como pueden ser los vapeadores, en donde se utiliza muy poca cantidad de tabaco.

Estos datos muestran la necesidad de la reconversión del cultivo de tabaco para asegurar las fuentes de trabajo. Para esto se presentaron ideas innovadoras que ya están en marcha y que permiten no solamente brindar sostenibilidad a la actividad agrícola, sino que además contribuyen con el desarrollo de las economías regionales.

Pero más allá del aspecto económico, la otra cara del tabaco es su uso para la fabricación de cigarrillos. Así, doce organizaciones de la sociedad civil entregaron en el Congreso Nacional más de 800 mil firmas de ciudadanos que solicitan se ratifique un convenio de la Organización Mundial de la Salud. Este Convenio Marco para el control del Tabaquismo aborda la problemática tanto desde el punto de vista de la salud como también desde lo social y económico. Así, insta a todos los actores a buscar sustitutos para el cultivo de tabaco.

Al respecto, Arturo Prins; Director Ejecutivo de la Fundación Sales, resaltó que el Convenio fue ratificado por 181 países incluidos los principales productores de tabaco. “Las organizaciones de la sociedad civil junto al Estado tenemos la posibilidad de trabajar en el tiempo para lograr una solución. Tenemos que buscar una sustitución para establecer caminos y proyectos para adelantarnos a esto que se viene”.

La sustitución

El secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; Lino Barañao destacó que esta iniciativa es una muestra en donde la ciencia y la tecnología contribuyen a solucionar un problema social y económico. “Acá tenemos un problema social, el cigarrillo, que produce 44.000 muertes por año pero que no se puede abordar si no se ataca el tema económico que lleva esto.” En este sentido el Secretario hizo referencia al cultivo de bambú como una posible vía de reconversión para los agricultores de las provincias tabacaleras. “El bambú es un biomaterial con muchísimas aplicaciones y es la base de una cadena de valor que hoy no existe en el país y que puede generar muchos puestos de trabajo digno dinamizando las economías regionales”. Así, recordó que ya se están trabajando en pruebas testigo en las provincias de Corrientes y Misiones con cultivos de bambú.

De acuerdo a los datos de la Fundación Sutentarte, en el 2018 el comercio de bambú representó US$ 6.300 millones en todo el mundo, pero se proyecta que para el 2025 este volumen de negocio pasará a ser de US$ 98.300 millones. Este marcado ascenso se debe, principalmente, a las características que presenta el cultivo del bambú. Al considerar la presencia de esta planta en la Argentina, se puede ver que el país cuenta con especies nativas en 18 provincias.

Entre los múltiples usos que hoy tiene el bambú, Micaela Martínez; Directora Operativa de la Fundación, recordó que marcas de alta gama como Gucci y BMW lo utilizan para sus productos. Pero también está presente en objetos textiles como sábanas y medias, en la construcción de viviendas, utensilios, cremas para la piel, en andamios para construcción, entre otros. “Está presente tanto en elementos de lujo como en centros comunitarios”, dijo Martínez y agregó “se están haciendo pruebas con la harina de bambú para utilizarla en la fabricación de alimentos para celíacos dado que posee mayor cantidad de fibra que la mandioca”.

Adicionalmente al uso que posee en diferentes productos, Martínez señaló que se puede utilizar en servicios como la remediación de aguas contaminadas por arsénico, o bien para el sistema financiero como bono verde debido a su tasa de crecimiento y capacidad de captura de carbono.

En términos ambientales, el bambú es una planta de rápido crecimiento, permite la recuperación de suelos degradados y crece en zonas marginales. “Esto también es una ventaja en términos sociales dado que se trata de tierras que no son usadas para otros cultivos y pueden funcionar bien al bambú”. Por otra parte se adapta a los cambios climáticos soportando tanto los tiempos de sequía como la inundación. Además no requiere agroquímicos para su cultivo y por ser una gramínea no se replanta.

Otros usos

Debido al conocimiento científico que se tiene sobre la planta de tabaco, Barañao dijo que presenta características agronómicas, “como el tabaco no se come, es una planta que se ha utilizado para experimentar la producción de otras proteínas de uso humano”. Esto plantea otra alternativa de uso del tabaco que no es el del consumo habitual. “La reconversión de la industria del tabaco es un hecho inevitable, el consumo de cigarrillos viene bajando. Así que tarde o temprano vamos a tener que afrontar el problema social de los productores actuales. Esto no se hace de la noche a la mañana pero debemos estar preparados”, remarcó Barañao.

Por su parte Alejandro Mentaberry, investigador del CONICET, quien investigó desde 1998 el uso alternativo de la planta de tabaco, comentó los logros obtenidos en la producción de proteínas en las plantas. “Esta iniciativa posee un costo de producción bajo porque lo que se debe hacer es multiplicar por el número de hectáreas, uno hace la fábrica para siempre y después se reproduce por métodos biológicos”. Entre los ensayos que se realizaron, hoy las plantas de tabaco pueden producir enzimas industriales, uno de los mercados de más rápida expansión. “El tabaco es interesante para esto porque tiene una masa foliar muy grande y crece rápido”.

Estas alternativas, en donde el Estado, las organizaciones sociales y los privados trabajan mancomunadamente, conforman oportunidades no solamente para atacar un problema socio-sanitario, sino también para explorar nuevas formas productivas que pueden dinamizar y diversificar los ingresos agropecuarios.

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