La Orquesta Sinfónica estrenará una obra de Eduardo Alonso Crespo

28/07/2009

El jueves 30 de julio, a las 21.30, en el Teatro Provincial de Salta, la Orquesta Sinfónica estrenará la Sinfonía Nº 4 Hoka-Néni, Op. 25 de Eduardo Alonso Crespo, bajo la dirección del compositor.

El programa se completará con Adagietto de la Sinfonía Nº 5 de Gustav Mahler y Francesca da Rimini Op. 32 de Piotr Tchaikovsky.

Las entradas están a la venta en boletería del Teatro, Zuviría 70.

La Cuarta Sinfonía op. 25 de Eduardo Alonso-Crespo es el resultado de un encargo de la historiadora del arte e investigadora Dra. Edith Balas, de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh, EE.UU. De hecho, la génesis de esta obra orquestal yace en la idea de la Dra. Balas de incorporar el lenguaje sinfónico al discurso artístico iniciado por una serie de siete pinturas. El resultado es una composición musical estructurada en siete movimientos siguiendo el arco dramático de los cuadros.

Esta sinfonía es la continuación de un corpus de obras basado en un pensamiento esencialmente sinfónico, es decir, la composición musical entendida como la expresión controlada por la forma. La Primera Sinfonía era justamente un estudio sobre la expresión, mientras que la Segunda Sinfonía estaba basada en la idea de la danza (Nataraja, el Señor de la Danza, la Danza de la Creación). La Tercera Sinfonía se subtitula Sinfonía Lírica y está enraizada en la voz humana (requiere una mezzo-soprano solista). La Cuarta Sinfonía, en cambio, está disparada por el estímulo de las artes visuales a partir de un conjunto de siete cuadros al óleo.

La serie de pinturas que sirven como punto de partida a esta sinfonía se titula Hoka-Néni (“Tía Hoka” en húngaro) y fueron pintadas por Valentin Lustig, artista húngaro- rumano residente en Suiza. Su tema es la vida, las tentaciones y el destino de un ama de casa común de la ciudad de Cluj en Transilvania, quien sufrió persecución durante la Segunda Guerra Mundial y quien fue exterminada, junto con sus cuatro hijos, en un campo de concentración en 1944.

En cierta medida la sinfonía resultante es una actualizada reminiscencia de una tradición que incluye casos como los Cuadros de una exposición de Mussorgsky (1874), compuesta por el músico ruso luego de visitar una exhibición de pinturas de su amigo, Victor Hartman o de los Siete Estudios sobre Temas de Paul Klee (1959), compuestos por Gunther Schuller basándose en obras de ese pintor suizo.

La serie de pinturas Hoka-Néni es la obra más importante hasta hoy del pintor Valentin Lustig. Consiste en siete óleos creados como una narración continua y para ser leída como un todo, como un políptico.

El compositor

Eduardo Alonso-Crespo es uno de los compositores argentinos más prominentes de su generación. Este es un hecho acreditado por muchos colegas artistas, investigadores y consumidores de música, así como por el hecho de que a lo largo de su trayectoria fue galardonado por más de una docena de premios nacionales e internacionales.

Algunas de sus composiciones, como su Obertura de la ópera Juana, la loca, su Concierto en tiempo de tango o su Sinfonietta para cuerdas se han convertido en obras frecuentes en el repertorio de varias orquestas alrededor del mundo.

Su música genera un importante impacto emocional que alcanza a los oyentes de una manera directa e intensa, lo que explica mucha de su eficacia.

Además de otras obras orquestales, Alonso-Crespo ha estrenado hasta la fecha tres sinfonías con mucho éxito. La intención de continuar ese ciclo con una nueva obra para el género sinfónico es particularmente bienvenida, mientras que la iniciativa de abordar ideas y sentimientos de interés universal, nacidos de las artes visuales y canalizados a través del medio sinfónico, es un reto especialmente atractivo.

 

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