Turismo aventura en un campamento base en el Llullaillaco

12/03/2020

A 4300 metros de altura, en lo más profundo de la puna salteña, se brinda alojamiento en carpas de alta montaña, luz eléctrica, comida y agua, servicios inéditos para esa región.

Por primera vez, se montó un campamento base en el LLullaillaco que ofrece a los turistas, alojamiento en carpas de alta montaña, luz eléctrica, comidas y agua.

Este nuevo producto está dirigido no solo a montañistas sino también a amantes de la naturaleza y la aventura que quieran hacer cumbre en la cima del volcán sagrado de los Incas donde fueron encontrados, en 1999, los célebres Niños del Llullaillaco, hoy exhibidos en el Museo de Arqueología de Alta Montaña, en la ciudad de Salta.

Gustavo “Tiko” Cruz, Soledad Choque y Mónica Gutiérrez fueron capacitados en la ciudad de Salta para atender este campamento, a través de un programa de la fundación Puna Visión, financiada con capitales suizos. El primero de ellos es de San Antonio de los Cobres y las dos mujeres son de Tolar Grande.

“Esto para los chicos de la Puna es buenísimo, porque nos da una salida laboral sin irnos de nuestra tierra. Nosotros nos ocupamos de que los turistas y montañistas que visitan el campamento tengan su desayuno, sus comidas y sus carpas en perfectas condiciones para que puedan disfrutar de esta experiencia”, señaló Soledad, que tiene 18 años y terminó el secundario el año pasado en Tolar.

Al iniciar el recorrido, por la mañana, se sale a caminar por los alrededores a paso tranquilo, hasta llegar a casi 150 metros de desnivel por el faldeo de una loma que flanquea el campamento para, desde arriba, ver un hermoso panorama del salar de Llullaillaco.

En tanto, por la tarde, en una camioneta se va hacia el mismísimo pie del volcán, a 5000 metros sobre el nivel del mar. Son solamente 15 kilómetros desde el campamento pero el camino es apenas una huella y demanda una hora de marcha. Asimismo, en el lugar, se realiza una caminata por la zona del Cementerio, un gran playón de piedras y arena gruesa en el que hay tumbas, corrales y otras señales del paso de los Incas.

El condimento social es un agregado que hace aún más interesante a esta fantástica experiencia, única en los Andes del Norte argentino. “Hacía falta algo así en nuestra región, con esta infraestructura. Tener luz eléctrica, agua y comida en un lugar tan alejado de todo como es este, es algo maravilloso”, manifestaron los representantes de tres agencias de turismo aventura salteñas.

Vale destacar que quienes decidan hacerlo deben llevar indumentaria adecuada y una buena bolsa de dormir, preparada para soportar los cuatro o cinco grados bajo cero de la noche en el magnífico Llullaillaco.

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