Condenan a diez años de prisión al profesor de música que abusó de su alumna

26/08/2019

Carlos Enrique Uriburu, de 61 años, fue condenado por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante por la circunstancia de su realización calificado por resultar su autor encargado de la educación y de la guarda.

Los jueces de la Sala IV del Tribunal, Norma Beatriz Vera (presidenta), Maximiliano Troyano (vocal) y Ángel Amadeo Longarte (vocal interino), le impusieron por ello la pena de diez años de prisión de ejecución efectiva.

El hombre cumplirá la pena en la Unidad Carcelaria 1 de Villa Las Rosas, ya que se dispuso el cese de la detención domiciliaria que venía cumpliendo. Por ello se ordenó su trasladado a la cárcel, que lo alojará en la unidad de atención médica dependiente del Departamento de Sanidad. Será alojado en un lugar con buena ventilación, evitando toda situación de hacinamiento y con el permanente control por la patología respiratoria que padece, y por cualquier otra que pudiera contraer.

Además se impuso a Uriburu la obligación de someterse a un tratamiento psicoterapéutico, atento a la naturaleza de los hechos por los que fue condenado.

Oportunamente se extraerán las muestras necesarias para ser incorporado en el Banco de Datos Genéticos

Fue denunciado por la madre de la menor damnificada. Carlos Enrique Uriburu era docente de música en el colegio donde concurría la víctima. En agosto de 2018, el acusado se ofreció para darle clases particulares y gratuitas de guitarra a la menor, en su casa, aduciendo que tenía aptitudes para la música. En un primer momento, la adolescente asistía al domicilio de Uriburu acompañada por su madre, quien se quedaba a esperarla hasta que terminaba la clase. Cuando estas se fueron haciendo más largas, la menor comenzó a concurrir sola.

La denunciante refirió que el imputado recibía a su hija acompañado por su esposa. Manifestó que ambos se fueron ganando su confianza con sus atenciones (le hacían obsequios a la menor y la esposa del imputado la acercaba hasta su domicilio). En ocasiones -aprovechando la mala situación económica de la familia- Uriburu buscaba a la adolescente a la salida del colegio para llevarla hasta su casa y le daba dinero para sus gastos.

La denunciante señaló que, desde que empezó a asistir a las clases de música, su hija cambió su comportamiento: lloraba de noche, no dormía, no quería comer y no toleraba la cercanía de hombres. Preocupada, llamó a su hija mayor para que hablara con ella. En septiembre de ese año, la víctima le contó a su hermana que había estado sufriendo abusos por parte del profesor de música. Manifestó que cuando llegaba a la clase, la mujer de Uriburu se retiraba, ambos se quedaban solos y él la sometía sexualmente. Luego la obligaba a bañarse. El imputado le advertía que no contara nada porque él tenía un buen abogado defensor y la amenazaba con hacerle daño a su familia. También le decía que estaba en contacto con una red de trata de Colombia y que la iba a mandar a ese país.

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