Recomendaciones para un invierno saludable

19/06/2017

Salud Pública, recomendó ciertas medidas para afrontar la época de bajas temperaturas y evitar posibles patologías, propias de la temporada.

En invierno, los virus que causan los resfríos y la gripe circulan con mayor frecuencia y la tasa de contagio aumenta por el hecho de estar en ambientes cerrados y mal ventilados. En este marco, el Ministerio de Salud Pública, recomendó ciertas medidas para afrontar la época de bajas temperaturas, de la manera más saludable y evitar posibles patologías propias de la temporada.

Mantener y reforzar los hábitos de higiene: una de las recomendaciones básicas para mantenerse sano durante el invierno es lavarse las manos y reforzar los hábitos de higiene.

Además, es recomendable taparse la boca al momento de estornudar o toser para evitar la propagación de los gérmenes y evitar tocarse los ojos, boca y nariz.

Evitar cambios bruscos de temperatura: entrar y salir de ambientes con climas extremos es perjudicial para la salud. Por eso, debemos tener en cuenta que la temperatura de la vivienda o de la oficina debe rondar los 22º C.

Asimismo se aconseja ventilar periódicamente los ambientes.

Estar atentos a la protección del hogar: el invierno es la estación donde ocurren más incendios en casa. En este sentido, es aconsejable agudizar la atención y cuidados sobre los más chicos; y enseñar a los niños cómo actuar ante accidentes domésticos.

Existe además el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono, debido a la combustión en el interior del hogar, por lo que se aconseja no instalar calentadores en los baños, revisar las salidas al exterior de calefones, sistemas de calefacción, y estufas. Este control debe ser efectuado por gasistas matriculados.

No desatender la protección solar: durante esta época del año los rayos solares pueden quemar la piel, al igual que en el verano; por eso es importante mantener el cuidado con algún protector solar, especialmente aquellas personas que practican deportes y actividades al aire libre en lugares con alto reflejo de rayos ultravioleta.

Reforzar el cuidado de la piel: en invierno la dermis lucha contra los efectos del frío y los cambios bruscos de temperatura. Para afrontar estas variables es aconsejable hidratarla, protegerla y nutrirla con cremas y aceites especiales, para prevenir futuras descamaciones y grietas cutáneas.

Cuidar de la alimentación: el cuerpo necesita más calorías para afrontar el frío, lo cual puede provocar aumentos de peso. Para evitar esta situación, se deben mantener los horarios de alimentación, consumir alimentos tibios y calientes para lograr sensación de saciedad y añadir a la dieta variedad de frutos secos, cereales integrales y granos.

También es necesario aumentar la ingesta de alimentos que contengan vitaminas A, C Y D -cítricos, verduras de hojas verdes y lácteos, entre otros-. La vitamina A evita la resequedad del cutis y las grietas en los labios, mientras que la vitamina C ayuda a aumentar las defensas y a prevenir resfríos y bronquitis.

Cuidar el estado de ánimo: los meses de frío representan para algunas personas tiempos de estrés y de tristeza. De hecho, muchas de ellas son diagnosticadas con el denominado Trastorno Afectivo Estacional.

Por eso, es importante mantener una actitud y una disposición mental positiva.

Por otro lado, resulta de gran ayuda la realización de actividades deportivas y recreativas, descansar y dormir en un ambiente agradable y con temperaturas adecuadas.

Hacer actividad física: practicar ejercicio ayudará a entrar en calor y combatir el frío. Por eso, es ideal programar actividades adecuadas para la época, en espacios cubiertos y bien ventilados; además de realizar rutinas de precalentamiento extensas y a conciencia, para evitar lesiones.

Adecuar la indumentaria: Lo más práctico es vestirse en capas (técnica cebolla) para que te mantengas seco y caliente. Si el clima es muy frío, es recomendable vestir ropa térmica.

Es importarte considerar que bebés y niños se vistan con una capa adicional de ropa, ya que se encuentran en crecimiento y sus cuerpos no resisten las mismas temperaturas que los adultos.
No obstante, el abuso de prendas demasiado cerradas o ceñidas impide una correcta transpiración y respiración.

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