La CAUSA que debemos asumir todos: el bienestar de nuestros niños

18/02/2015

Por estos días, ríos de tintas y videos comentando las muertes de niños desnutridos, fueron golpeando duramente la sensibilidad de los salteños y los argentinos por algo que nos duele: la muerte evitable de niños.

La inmediatez de los hechos y superficialidad de su tratamiento, nos debe llevar a reflexionar que algo no está bien en nuestra sociedad, que se conmueve ante un hecho (que es real, no lo podemos negar) pero que hoy lo toma como algo catastrófico y al día siguiente, con total liviandad y falta de memoria, se lo olvida sin remordimiento. Como si ello fuera un problema de otro. Es más fácil echarle la culpa al Estado, como si éste fuera parte de otro mundo y no la conjunción de todos los ciudadanos que nos cobijamos bajo su paragua protector.

Y digo esto porque nos estamos refiriendo, nada más y nada menos, que a la muerte, todas ellas evitables, de niños como consecuencia de la falta de acción y resolución de políticas que vayan a tratar el problema de la pobreza como una cuestión de estado, y no como una cuestión de voluntarismo de unos pocos.

El problema de la desnutrición en nuestra provincia, y en nuestro país, no es más que otra consecuencia de la falta de políticas claras, integradas y de participación activa de todos los sectores de nuestra sociedad. La lucha contra la desnutrición y su más inmediata consecuencia, la muerte de niños, debe ser considerada como una CAUSA común que debemos asumir todos los salteños por igual.

No podemos dejar que el futuro de nuestra provincia y de nuestro país, se vea frustrado por la herencia de la indiferencia y la inoperancia de gobernantes y sociedad, que miran pasar el tren de las oportunidades históricas de construir una provincia y un país con la fuerzas y la capacidad de ciudadanos sanos, fuertes y con los sueños intactos de un mundo mejor para ellos y toda su familia.

Porque nuestros niños, a pesar de su pobreza, de su desnutrición; y a pesar de sus muertes, nos traen el mensaje de un futuro que debemos construir. No podemos permitir que las muertes de estos niños, quede en el registro de las lamentables noticias, o el obituario de la memoria de cada una de sus familias, sino que tenemos que tener la valentía de ver, sentir y actuar en consecuencia para romper ese círculo de la pobreza que trae, como consecuencia, el desenlace de lo que hoy nos lamentamos y que mañana ya no está, ni siquiera, en la memoria de nuestros fracasos.

La lucha por la erradicación de la desnutrición y la muerte de nuestros niños, debe ser una CAUSA COMÚN DE TODOS. Y el ejemplo del primer paso en esa lucha, lo dió este gobierno de la provincia que puso blanco sobre negro. Sacudió la mugre que se escondía, desde hace ciento de años, debajo de la alfombra, y mostró a la sociedad el problema y también el camino para encontrar la solución.

Lamentablemente, estamos inmersos en medio de una campaña electoral sucia e inescrupulosa que, sin ponerse colorado por ello, y con total falta de sensibilidad por lo que significa la muerte de un niño, se la usa como caballito de batalla para intentar ganarse el favor de los votantes. Y esto sin acercar una propuestas de resolución a tal problema, porque sí se habla, y muy suelto de cuerpo, de números y estadísticas, pero hasta ahora no logramos escuchar de qué forma vamos a salir de este problema que nos DUELE a todos.

El por qué la creación del Ministerio de la Primera Infancia.
El gobierno de Salta, y por primera vez en toda la historia institucional en nuestra provincia, ha tomado el desafío de sacar a la luz el problema de la desnutrición y muertes de niños, y tomó este problema como una razón de Estado. Creó el Ministerio de la Primera Infancia, como una muestra de avanzar, en serio y con todas las herramientas disponibles, como para encarar el problema de la pobreza y la niñez, con posibilidades éxito.

Y para ello, lo primero que se hizo, fue estudiar el funcionamiento de las estructuras y políticas del gobierno, en relación a la temática. De ahí sale que el problema del gobierno es que el mismo es una gran caja, y ésta está llena de cajitas, y en cada cajita hay un funcionario público, con un montón de papeles y, en función a esos papeles, se tiene una información distinta, con programas con su propio esquema pero sin ningún tipo de interconexión entre ellas.

Además se ve que a pesar del incremento del presupuesto destinado para reducir los niveles de pobreza, con una gran cantidad de programas con el mismo fin, el problema sigue igual; los pobres o vulnerables, sigue igual o en aumento. Esto permite decir que, aún dentro del Estado, había una descoordinación de políticas para erradicar esa pobreza.

A partir de este nuevo Ministerio, se busca optimizar y direccionar correctamente, todos esos recursos de estructuras, económicas y humanas, en función de darle una batalla frontal, decidida y permanente, por erradicar la desnutrición y la pobreza.

Pero para ello era necesario reconocer el problema, asumirlo y luego actuar en consecuencia. Porque la pobreza, a nivel global, surge de múltiples factores (como puede ser del punto de vista educativo, carencia de recursos económicos, carencia de infraestructura). Y para que deje de ser pobre, es necesario trabajar para que ese niño, aún desde su corta edad, pueda ser agente de su propio destino.

Y si entendemos que la pobreza es por múltiples factores, las soluciones tendrán que ver con múltiples líneas de acción pero con una única unidad de objetivos. Es decir, la solución no les corresponde a un único Ministerio, sino absolutamente a todos. No es un problema de DDHH, no es un problema de salud, no es un problema educacional, no es un problema de economía, no es un problema de justicia; es un problema de todos. Y aquí entra, también la sociedad.

Con la creación del Ministerio de la Primera Infancia, el gobierno de la provincia busca, en primer lugar, reconocer el problema, y luego llevar adelante una ÚNICA POLITICA DE ESTADO relacionado con esta temática.

El accionar del ministerio tiene tres ejes:
Lo relacionado con el CONOCIMIENTO, para cual se cuenta con la adecuada tecnología, que permitirá ser los pioneros en ello, al saber y entender la situación de una familia y un niño en todo nuestro territorio. Si nosotros tenemos esa mirada inmediatamente la ARTICULACIÒN SE HACE MUCHO MÁS FÁCIL. Porque se sabrá dónde estamos parados y qué hay que hacer-
En base a este primer eje, se avanzará en la detección de las prioridades como son: todo el Departamento Rivadavia y otra la zona sudeste de la ciudad de Salta. En el departamento Rivadavia, hay sectores vulnerables, dentro de un esquema rural, y con mucha presencia aborigen. Y en la ciudad de Salta, hay sectores urbanos vulnerables. Las dos realidades son totalmente distintas; y por lo tanto no se puede pretender tomar decisiones globales y uniformes, ante situaciones tan diferentes.

2. GOBIERNO COLABORATIVO: con la absoluta y total participación de la sociedad. Es un tema nuevo, ya que incorpora en pleno a la sociedad (no solamente a través de sus representantes) para juntos definir políticas públicas; trabajando desde la definición hasta la ejecución y el control de esas políticas.

¿Qué significa darle participación a la sociedad? Significa darle, a aquellas organizaciones, especializadas en la temática el espacio y las oportunidades para trabajar en forma conjunta con el Estado.

3. Concentrarse en la causas para trabajar sobre los efectos.

Una de los objetivos fundamentales a alcanzar sería la de que los salteños tengan luz eléctrica, agua corriente y cloaca, una buena nutrición y una buena educación.

Este ministerio no tiene trabajo de acción directa, sino la de coordinar políticas y acciones a favor de la NIÑEZ.

Por eso la tecnología desarrollada, no sólo mostrará la situación individual de nuestros niños y familias sino las realidades, las consecuencias y los efectos de esas zonas más vulnerables de nuestra provincia. Y a partir de ahí llevar adelante políticas determinante para erradicar la desnutrición y la muertes de muchos de nuestros niños.

Conclusión
Finalmente, no podemos más que decir que el desafío está lanzado. Más allá de lo estrictamente electoral, que hoy la estamos viviendo a pleno, no hay que dejar que esta nos obnubile y nos aparte de lo importante que es, para cualquier gobierno, en particular, y para nuestra provincia y país en general, la CAUSA COMÚN en la lucha por erradicar la pobreza y la muerte prematura de nuestros niños por desnutrición.

Debemos desterrar actitudes hipócritas de predicar con la bragueta abierta o rasgándonos las vestiduras, por la muerte de un niño desnutrido, cuando en la práctica poco importa su muerte. Sobre todo cuando hacemos ostentación de riqueza y opulencia, hablando de la desnutrición y muerte de niños, mientras derrochamos comidas que luego tiramos al tacho de basura, donde muchos niños, de muy corta edad, van a revolverla para encontrar algo que llevar a sus estómagos vacíos.

Tampoco podemos hacernos los distraídos, hablando de la paja en el ojo ajeno, cuando en realidad no vemos la viga que hay en el propio. No se puede hablar de negligencia de un gobierno cuando en realidad poco o nada hiciste en el tuyo. No se puede seguir lamentando la muerte de un niño cuando siempre estuviste negándola.

Llegó la hora de despojarnos de nuestras mezquindades, y pongamos todo nuestro esfuerzo y nuestras capacidades, al servicio de una CAUSA COMÚN que no es otra que llevar adelante una política en función de darle a esos niños (desde el momento de la concepción hasta que tenga cinco años, por lo menos y según las circunstancias históricas y geográficas un poco más también) un futuro de grandeza donde él sea el protagonista de su propio destino y, con ello, el futuro de una provincia y un país.

Romper con el círculo de la pobreza no es para nada fácil. Pero no podemos rechazar este gran desafío que nos demanda la historia presente. No podemos seguir soportando, un minuto más, el peso de la indiferencia, la mezquindad y el egoísmo que volverá a postergar, como hace más de cuatrocientos años, el compromiso humano y cristiano de restablecer la dignidad de un ser humano que, además de vulnerable, no se le dé las oportunidades y las posibilidades de serlo en serio.

Y si así no lo hiciéramos, que Dios y la Patria (y la historia) nos los demanden.

Agustín Piñeyro

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