Manoleando en la ciénaga

15/09/2014

A continuación compartimos la nota de opinión que nos acercó el Sr. Néstor Rolfo, aclarando que cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.

Yo diría que barroco es aquel estilo que deliberadamente agota (o quiere agotar) sus posibilidades y que linda con su propia caricatura.
Jorge Luis Borges, Historia universal de la infamia

brizuelaLa lógica del esperpento:

Ramón del Valle-Inclán fue uno de los escritores más destacados de la llamada “Generación del ´98” en la literatura española. Sus textos, de una actualidad notable, desarrollan una idea que nos ayuda a entender la obstinación de ciertos personajes de la vieja escena política salteña: el esperpento. El escritor español dice que el mundo de los esperpentos “es como si los héroes antiguos se hubiesen deformado en los espejos cóncavos de las calles. Éstos seres deformados son los héroes llamados a representar una fábula clásica no deformada”.

El resultado logrado, entonces, no es otro que la presentación grotesca de los personajes: enanos y patizambos que juegan a una tragedia. Los salteños conocemos muy bien a estos actores que pululan por diversos medios de comunicación haciendo la pantomima de haber pertenecido a un gobierno honesto. Los escuchamos denunciar la persecución de esta administración a los cuatro vientos y rasgarse las vestiduras ante una forma de gobernar que ellos mismos catalogan de patotera o propia del conurbano bonaerense. Pero en la deformidad de su discurso no hacen otra cosa que desnudar su propia naturaleza mafiosa.

Ellos siguen reproduciendo, en sus llamativas apariciones en los medios, los gestos de las viejas estructuras políticas en una provincia que ha avanzado notablemente en su institucionalización. Se terminó en Salta la concentración de la suma del poder en una sola persona. Hoy las nuevas generaciones son testigos directos de la apertura democrática y el advenimiento de una nueva cultura política. Todas las expresiones ideológicas están representadas en los distintos poderes. Se las convoca a formar parte del gobierno y a discutir desde el disenso.
Por eso es que los que estuvieron en el eje del poder en Salta durante muchísimos años, hoy no son otra cosa que grotescos que insisten en seguir apostando a lo viejo desde un discurso mafioso. Al querer permanecer eternamente, al reproducir incansablemente estructuras anacrónicas, se transforman en su propia caricatura. Y en esa representación grotesca nos entregan una visión deformada de la realidad.

¿A las pruebas me remito?

Don Manolo gesticula, gambetea las preguntas del periodista, se acomoda el prolijo peinado en el estudio de televisión disimulando la incomodidad ante las distintas alternativas del interrogatorio. Don Manolo no hace otra cosa que montar una puesta en escena en la que él y su Gran Jefe, Don Juan Carlos, son los personajes principales, vestidos con ropajes y máscaras de héroes perseguidos. Pero no se da cuenta que el problema es el discurso.

Él no entiende que lo que dice es anacrónico. No toma dimensión de que la coyuntura sociopolítica en Salta cambió, y sin embargo, sigue hablando con la misma altivez (en sus palabras y en sus gestos) que le dio en su momento tanto la impunidad como el poder. Nada mejor que un contexto distinto al que perteneció para desenmascarar en su discurso la insistencia en considerar que gobernar es la utilización de los poderes del Estado en clave mafiosa. Las caretas se caen, el pueblo los ve arriba del escenario revelados no ya como héroes, sino como los ejemplos de viejas estructuras a las que Salta no quiere volver, son el símbolo tradicional de lo inauténtico y de lo falso, síntesis dialéctica entre farsa y tragedia.
Su discurso y razonamiento se estructuran sobre la base de una contradicción, en la coexistencia misma de conceptos contradictorios que conviven en una tensión irreconciliable que lo hacen desvanecer en el aire.

Denuncia, mientras gesticula, que el actual gobierno los viene persiguiendo desde hace cuatro años, inventándoles causas a él y a Don Juan Carlos. Pero Don Manolo se olvida de que ellos están siendo investigados por las justicia en causas que son reales y no “causas molestias”, por hechos concretos que sucedieron, y que en esas causas están procesados. La justicia es independiente, es uno de los tres poderes del Estado. El que cometió delitos, los tiene que aclarar en los tribunales.

Para él el Fiscal Barrionuevo y el Procurador, López Viñals (que acusa de fascista y personaje oscuro) escribieron “novelas” en sus expedientes. Dice que los mencionados funcionarios son empleados del actual Gobernador, quien les dicta lo que tienen que escribir en sus supuestas fabulaciones. ¿Qué otra prueba mejor que lo que Don Manolo afirma como dado o común para desnudar antiguas formas de manejar cuestiones de gobierno y de derecho constitucional? Y más obvia es esta certeza cuando en toda esta puesta en escena, el personaje no esgrime ninguna prueba concreta de lo que acusa al actual gobierno. Sólo queda una triste verdad: la única evidencia de esta acusación es que antes operaban de la misma forma.

Don Manolo también acusa al actual Gobernador de ser el culpable de los fracasos eleccionarios de Don Juan Carlos. Lo hace con el desparpajo de afirmar, indirectamente, que ellos manejaban a dedo las candidaturas (y vaya a saber qué otras cuestiones de gobierno) en la anterior administración. ¿Urtubey les debe algo y por eso debería guardar un silencio cómplice y parar las causas en su contra? ¿La justicia no los debe investigar porque siguen siendo intocables? ¿Qué nos está queriendo decir Don Manolo? Hoy cada candidato se postula en el espacio donde milite en primarias y son elegidos por el pueblo. Aquellas maneras casi feudales de vasallaje a las que hace referencia y que se ponen en evidencia, cuando cae su disfraz frente a la teleaudiencia, son obsoletas y no tienen lugar en una nueva realidad que tiene como principal ejercicio de gobierno el advenimiento de una nueva cultura política.

En esta nueva Salta institucionalizada ya no hay lugar para el nombramiento de jueces entre gallos y medianoche, ni para señalar con el dedo a los fiscales para que cumplan un mandato de un poder omnímodo radicado en una sola persona. Su propio razonamiento es prueba de cómo se manejaban estas cuestiones en otras épocas. Don Manolo queda mirando a la cámara, desnudo de sus disfraces y máscaras, mostrando en sus contradicciones la verdad de lo que desmiente, la naturaleza histriónica de su discurso que se cayó a pedazos ante la mirada atónita de la opinión pública.

La nueva cultura política:

Los televidentes asistimos a la ridiculización de las viejas estructuras políticas. Las antiguas formas de gobernar se presentan como esperpentos que insisten en reproducir sus mecanismos en una coyuntura que ya no es la misma de otros tiempos, ante un pueblo que ya no les rinde vasallaje y confiando descaradamente en la impunidad de la que gozaban otrora.
Este gobierno no maneja la justicia, este gobierno no les da instrucciones a los fiscales de los jueces para que acusen o investiguen a nadie, este gobierno no nombra funcionarios de la justicia entre gallos y medianoche. En este gobierno se desorganizó la utilización de los poderes del Estado en clave mafiosa. En síntesis, en Salta se respetan las garantías constitucionales, las instituciones democráticas y los derechos humanos.

Cada organismo del Estado funciona de forma independiente, sin mandatos de ningún tipo ni presiones de ninguna naturaleza. Hoy, todas las expresiones políticas tienen representación en un gobierno que busca el diálogo y el consenso, que escucha todas las voces y no desestima ninguna idea. Atrás quedaron los tiempos en que una sola persona tenía la potestad de manejar los derechos de todos los salteños, en que nadie podía decir nada sin el permiso del patrón de turno, en que todo se manejaba a dedo como en la época de Calígula.

Los ropajes caen, las máscaras dejan ver el rostro verdadero de la vieja política de premios y castigos. El pueblo los observa, ridiculizados, obstinados en representar una y otra vez sus tristes papeles.

Finalmente nos queda pensar en esta frase de Gabriel García Márquez, que fue nuestra expresión de deseo en el comienzo de este proyecto y que hoy vemos cómo poco a poco se va transformando en realidad: “Estamos ante una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.

Néstor Rolfo
Profesor en letras egresado en la Universidad Nacional de Mar del Plata.

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