Militando por el software libre

02/03/2012


Cómo funciona una organización de militantes informáticos? TELAM dialogó con Horacio Arroyo, presidente de la Asociación Civil Software Libre Argentina (SOLAR). Ellos plantean ir más allá de la simple cuestión técnica de los programas. Buscan trascender hacia la tecnología como espacio de inclusión social.

“Uno tiene que difundir lo que defiende”. En diálogo con TELAM, Horacio Arroyo dejó en claro su posición de entrada. Arroyo es especialista en Tecnologías de Interne. Pero, además, es el presidente de la Asociación Civil Software Libre Argentina (SOLAR), una iniciativa de militantes del movimiento de este tipo de programas de código abierto —como el Linux— que se cristalizó en 2003.

“Siempre procuramos un espacio de organización y un soporte formal de personería para interactuar con algunos actores”, sostuvo. “Pensábamos cómo hacer para respetar nuestros principios democráticos, y entre todas las opciones posibles decidimos ser una Asociación Civil. ¿Por qué? Porque todos somos socios, todos tenemos voto y porque, en la medida en la que queramos participar democráticamente, todos podemos hacerlo”.

El origen del movimiento del software libre se remonta mucho antes de 2003, cuando se consolidaron otros espacios de articulación nacional como Usuarios Software Libre (USLA), que originalmente concentraba a los grupos de usuarios de Linux. Pero SOLAR intentó ser un ámbito en el que, además de estimular la concentración de activistas, “se difundiera el software libre en todos los ámbitos y se lo entendiera como parte de la defensa del derecho humano de acceso irrestricto al conocimiento”, explicó Arroyo.

“Somos una organización con socios en todo el país que participa muchas veces también en otros espacios relacionados con el software y la cultura. Unimos esfuerzos en difundir todas las ventajas, pero también ponemos mucho énfasis en las cuestiones sociopolíticas, aún más que en las técnicas. Es decir, en el derecho al acceso a la tecnología, pero también en el derecho a ser parte de ella”, sostuvo.

SOLAR se vinculó orgánicamente con otros actores sociales a través de los encuentros anuales denominados “Crisol”. Según explica su presidente, “son encuentros estratégicos para el movimiento, la sede es rotativa y en ellos se busca definir las acciones del año siguiente. Se trata de un evento de debate. Y en ese marco definimos la meta del software libre en cada área. Por ejemplo, en educación, con todo lo que tiene que ver con el plan Conectar-Igualdad y con nuestras críticas al doble booteo (NdR: se refiere a la existencia de dos sistemas operativos en un mismo disco rígido) o a la difusión del Software Libre en las escuelas”, puntualizó Arroyo.

En los “Crisoles” —continuó—, el debate se divide en varias partes y así se generan distintos objetivos anuales. “Queremos que el software sirva para la inclusión social; que sea una herramienta estratégica de la transformación, porque entendemos la inclusión digital como una dimensión de algo mucho más amplio que el usar software libre o privativo. Se trata de la inclusión socio-económica de las personas”, aseguró.

En SOLAR no todos sus integrantes son técnicos, y no todos tienen el mismo perfil. Pero: todos tienen sus participaciones específicas y articuladas. “Eso me parece muy valioso, porque somos algo menos que 400 socios de todo el país, y algunos somos más activos que otros, según proyectos y disponibilidad”, explicó el presidente de SOLAR.

La organización no vive de la membresía —tiene una cuota simbólica anual de $10— y la mayoría del trabajo es voluntario.

Para cada encuentro se busca generar sponsoreo y los proyectos se llevan adelante con los recursos que se obtengan en cada caso. “No tenemos cuotas altas, ni socios honorarios que nos dan dinero a cambio de alguna condición. Sin embargo, son muchos los compañeros de la organización que aportan tiempo de trabajo y recursos específicos para poder seguir trabajando en nuestros objetivos”, finalizó.

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