Crece la legitimación de las parejas transgeneracionales

29/01/2012

Crece la legitimación de las parejas transgeneracionales
Las parejas conformadas por personas que se llevan al menos veinte años de diferencia son cada vez más legitimadas socialmente ya sea por la caída de ciertos prejuicios, que impulsan a realizar elecciones sin importar la edad o, por el contrario, por seguir un mandato social cada vez más fuerte que valoriza la juventud, coincidieron especialistas.
“Cuando hablamos de amor transgeneracional nos estamos refiriendo al amor entre generaciones, que se considera que se da con veinte años de diferencia, o más, y que tiene que ver con pensar un salto entre padres e hijos”, explicó a Télam la psicóloga Any Krieger.
La conformación de parejas con una importante diferencia de edad no es un fenómeno nuevo. Por el contrario, se trataba de una práctica muy común hasta mediados del siglo XX ya que la mujer joven era entregada a un hombre generalmente mayor por acuerdos entre familias.
“La importancia de la mujer residía en su capacidad de procreación, de ahí la necesidad de que fuera joven”, señaló Krieger, autora del libro “Sexo a la Carta”, en el que analiza los vínculos del siglo XXI.
A partir de mitad de siglo, en lo que se denominó “el destape”, este modelo paternalista dio un vuelco. “La mayor inserción de la mujer en los ámbitos laborales y académicos hizo que fuera alcanzando mayor poder de decisión y fue emparejando su funcionamiento con el de los hombres”, analizó el psicólogo Enrique Novelli.
Esta equiparación generó que el proyecto económico de la pareja sea una meta en común. "En consecuencia las experiencias de vida y la situación económica estable dejaron de ser un `valor`, a la vez que la mujer, al adquirir mayor libertad, pudo decidir vivir de modo autónomo y prescindir de la dependencia de la casa parental”, dijo Novelli.
A partir de entonces, las parejas transgeneracionales comenzaron a ser "clandestinas" y las que se exponían en sociedad, solían cargar con prejuicios, explicó Krieger.
Hacia fines del siglo XX, pero sobre todo en estas últimas dos décadas, la situación se fue revirtiendo y las uniones entre personas que se llevan más de veinte años volvieron no sólo a ser toleradas, sino a ser “bien vistas” en el imaginario colectivo.
Los motivos de este viraje son muchos y complejos, aunque los especialistas identificaron dos motores que son, incluso, antagónicos: la mayor libertad en la toma de decisiones y la mayor dependencia a los mandatos de la sociedad de consumo.
“La sociedad se ha vuelto más tolerante. Los prejuicios que antes discriminaban a este tipo de relación han sido dejados de lado. Cada pareja es un mundo y estas uniones sólo difieren de otras por la edad. Toda relación implica una serie de renuncias asociadas a reprimir o desmentir los aspectos negativos de la otra persona”, aseguró Mónica Cruppi, doctora en Psicología Social.
En el mismo sentido, Novelli afirmó que “en la actualidad la sociedad es menos dogmática, más permisiva y estas parejas pueden mostrarse más”.
Para la autora de “Sexo a la Carta”, “en este camino por ser menos hipócritas, las minorías han jugado un rol fundamental en su lucha por la igualdad, que es la aceptación de lo diferente, y esto de tolerar lo distinto ha empujado a los heterosexuales a poder mostrar situaciones que no eran convencionales”.
Poniendo la mirada en la mujer mayor que elige a un hombre más joven, la psicoanalista Laura Orsi aseguró que “actualmente las mujeres se animan más a vivir lo que sienten, el amor y la sexualidad sin tantos temores y prejuicios. Se dan la posibilidad de seguir su deseo”.
"Hoy una mujer de 50 o 60 años está en la plenitud. La mujer pasó de tener en la mano el palo de amasar a tener las llaves del auto”, describió Krieger.
La especialista enfatizó también en la otra cara de esta moneda: las imposiciones de la sociedad de consumo, del mercado.
“Antes el discurso que nos entraba a todos desde que nacíamos era el de la religión y la familia. Ahora los chicos se identifican con el discurso de la tele o de Internet”.
En este camino en el que “el vacío se ha llenado de objetos de consumo, entonces el ser humano se ha transformado en un objeto de consumo” la juventud pasa, según la especialista, a tener un valor fundamental.
“El aumento de la brecha generacional es algo propio de este tiempo. Por ejemplo, cuando sale una noticia se dice: fulanito de tal está con una novia 30 años más joven. La juventud tiene un valor incluso superior a la belleza”, remarcó.
Para Krieger no es que se han perdido "todos los ideales, pero la raíz de este boom transgeneracional en ciertos ámbitos es esa: el hombre se vanagloria si tiene una más joven que el amigo”.
El correlato de este comportamiento es el de los jóvenes que buscan parejas mayores para acceder a estándares de vida superiores de los que pueden tener personas de su edad.
Si bien la búsqueda económica no es algo que todos los especialistas consultados consideraron el motor de estas uniones, sí coinciden en que inconscientemente la elección de personas mayores como parejas están determinadas por el complejo de Edipo.
“Cuando un joven o una joven se enamora de una mujer o un hombre mucho mayor que ellos, es porque todas esas sensaciones y vivencias de la primera infancia se reactivan con la persona `elegida libremente`”, explicó Novelli.
O en palabras de Cruppi: “Tanto el hombre como la mujer quieren encontrar en alguien de mayor edad una pareja emocionalmente estable, más establecida laboralmente, socialmente y económicamente, que los apoye en su desarrollo. También, inconscientemente, buscan la protección y el amparo parental”.
En referencia a la duración y los problemas que estas parejas enfrentan, Cruppi identificó que en el caso de las mujeres mayores que los hombres la maternidad puede ser un tema de conflicto ya que muchas veces “ellas presionan para tener un hijo más rápido de lo que el varón desearía”.
Para Orsi, en cambio, “las dificultades son las mismas que las otras parejas y tiene más que ver con los contratos previos respecto del tener hijos, crianza, escolaridad, religión, tiempo libre”.
“Las parejas, transgeneracionales o no, en tanto combinen en su vínculo apoyo, contención, cariño y sexualidad serán perdurables en igual medida”, redondeó Novelli.
Natalia Concina  Télam

manos

Las parejas conformadas por personas que se llevan al menos veinte años de diferencia son cada vez más legitimadas socialmente ya sea por la caída de ciertos prejuicios, que impulsan a realizar elecciones sin importar la edad o, por el contrario, por seguir un mandato social cada vez más fuerte que valoriza la juventud, coincidieron especialistas.

“Cuando hablamos de amor transgeneracional nos estamos refiriendo al amor entre generaciones, que se considera que se da con veinte años de diferencia, o más, y que tiene que ver con pensar un salto entre padres e hijos”, explicó a Télam la psicóloga Any Krieger.

La conformación de parejas con una importante diferencia de edad no es un fenómeno nuevo. Por el contrario, se trataba de una práctica muy común hasta mediados del siglo XX ya que la mujer joven era entregada a un hombre generalmente mayor por acuerdos entre familias.

“La importancia de la mujer residía en su capacidad de procreación, de ahí la necesidad de que fuera joven”, señaló Krieger, autora del libro “Sexo a la Carta”, en el que analiza los vínculos del siglo XXI.

A partir de mitad de siglo, en lo que se denominó “el destape”, este modelo paternalista dio un vuelco. “La mayor inserción de la mujer en los ámbitos laborales y académicos hizo que fuera alcanzando mayor poder de decisión y fue emparejando su funcionamiento con el de los hombres”, analizó el psicólogo Enrique Novelli.

Esta equiparación generó que el proyecto económico de la pareja sea una meta en común. "En consecuencia las experiencias de vida y la situación económica estable dejaron de ser un `valor`, a la vez que la mujer, al adquirir mayor libertad, pudo decidir vivir de modo autónomo y prescindir de la dependencia de la casa parental”, dijo Novelli.

A partir de entonces, las parejas transgeneracionales comenzaron a ser "clandestinas" y las que se exponían en sociedad, solían cargar con prejuicios, explicó Krieger.

Hacia fines del siglo XX, pero sobre todo en estas últimas dos décadas, la situación se fue revirtiendo y las uniones entre personas que se llevan más de veinte años volvieron no sólo a ser toleradas, sino a ser “bien vistas” en el imaginario colectivo.

Los motivos de este viraje son muchos y complejos, aunque los especialistas identificaron dos motores que son, incluso, antagónicos: la mayor libertad en la toma de decisiones y la mayor dependencia a los mandatos de la sociedad de consumo.

“La sociedad se ha vuelto más tolerante. Los prejuicios que antes discriminaban a este tipo de relación han sido dejados de lado. Cada pareja es un mundo y estas uniones sólo difieren de otras por la edad. Toda relación implica una serie de renuncias asociadas a reprimir o desmentir los aspectos negativos de la otra persona”, aseguró Mónica Cruppi, doctora en Psicología Social.

En el mismo sentido, Novelli afirmó que “en la actualidad la sociedad es menos dogmática, más permisiva y estas parejas pueden mostrarse más”.

Para la autora de “Sexo a la Carta”, “en este camino por ser menos hipócritas, las minorías han jugado un rol fundamental en su lucha por la igualdad, que es la aceptación de lo diferente, y esto de tolerar lo distinto ha empujado a los heterosexuales a poder mostrar situaciones que no eran convencionales”.

Poniendo la mirada en la mujer mayor que elige a un hombre más joven, la psicoanalista Laura Orsi aseguró que “actualmente las mujeres se animan más a vivir lo que sienten, el amor y la sexualidad sin tantos temores y prejuicios. Se dan la posibilidad de seguir su deseo”.

"Hoy una mujer de 50 o 60 años está en la plenitud. La mujer pasó de tener en la mano el palo de amasar a tener las llaves del auto”, describió Krieger.

La especialista enfatizó también en la otra cara de esta moneda: las imposiciones de la sociedad de consumo, del mercado.

“Antes el discurso que nos entraba a todos desde que nacíamos era el de la religión y la familia. Ahora los chicos se identifican con el discurso de la tele o de Internet”.

En este camino en el que “el vacío se ha llenado de objetos de consumo, entonces el ser humano se ha transformado en un objeto de consumo” la juventud pasa, según la especialista, a tener un valor fundamental.

“El aumento de la brecha generacional es algo propio de este tiempo. Por ejemplo, cuando sale una noticia se dice: fulanito de tal está con una novia 30 años más joven. La juventud tiene un valor incluso superior a la belleza”, remarcó.

Para Krieger no es que se han perdido "todos los ideales, pero la raíz de este boom transgeneracional en ciertos ámbitos es esa: el hombre se vanagloria si tiene una más joven que el amigo”.

El correlato de este comportamiento es el de los jóvenes que buscan parejas mayores para acceder a estándares de vida superiores de los que pueden tener personas de su edad.

Si bien la búsqueda económica no es algo que todos los especialistas consultados consideraron el motor de estas uniones, sí coinciden en que inconscientemente la elección de personas mayores como parejas están determinadas por el complejo de Edipo.

“Cuando un joven o una joven se enamora de una mujer o un hombre mucho mayor que ellos, es porque todas esas sensaciones y vivencias de la primera infancia se reactivan con la persona `elegida libremente`”, explicó Novelli.

O en palabras de Cruppi: “Tanto el hombre como la mujer quieren encontrar en alguien de mayor edad una pareja emocionalmente estable, más establecida laboralmente, socialmente y económicamente, que los apoye en su desarrollo.

También, inconscientemente, buscan la protección y el amparo parental”.
En referencia a la duración y los problemas que estas parejas enfrentan, Cruppi identificó que en el caso de las mujeres mayores que los hombres la maternidad puede ser un tema de conflicto ya que muchas veces “ellas presionan para tener un hijo más rápido de lo que el varón desearía”.

Para Orsi, en cambio, “las dificultades son las mismas que las otras parejas y tiene más que ver con los contratos previos respecto del tener hijos, crianza, escolaridad, religión, tiempo libre”.

“Las parejas, transgeneracionales o no, en tanto combinen en su vínculo apoyo, contención, cariño y sexualidad serán perdurables en igual medida”, redondeó Novelli.

Natalia Concina  Télam

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