El país que tengamos será el país que elijamos

08/10/2011

El país que tengamos será el país que elijamos
Sr Director
El 23 de octubre habrá comicios en todo el país, para elegir Presidente de la Nación y Diputados Nacionales.
Debemos votar por un país sin sobresaltos; un país seguro, transparente, previsible y equitativo.
Un país en el que no falten el gas, la electricidad, los combustibles.
Un país en el que los gobernantes respeten las instituciones y la opinión de todos los ciudadanos; un país tolerante, en el que la libertad de expresión sea real y no sólo una declamación.
Un país en el que los recursos nacionales se distribuyan con equidad entre la Capital y el Interior.
Quienes gobiernan nos dicen que está todo bien; que la Argentina está mejor que nunca, pero sabemos que no es verdad.
El discurso oficialista se basa en la negación de la realidad; en no asumir los problemas que genera una política populista, que privilegia la demagogia y el asistencialismo con fines electorales.
El Gobierno Nacional se ha empecinado en someter a las provincias, distribuyendo los recursos por simpatía política o por la sumisión a la voluntad presidencial.
De los ingresos nacionales, la Nación distribuye sólo el 25% entre todas las provincias y se queda con el 75% restante para repartirlo de acuerdo con su parecer y conveniencia electoral.
Los fondos que los trabajadores aportaron durante toda una vida laboral son apropiados por la Nación y utilizados como caja para fomentar el clientelismo político. Por eso se niega sistemáticamente el 82% móvil a los jubilados. Por eso se niega impunemente un derecho de los trabajadores.
La corrupción campea por donde se la quiera ver. Sólo no la quieren ver quienes se benefician con ella; los que utilizan los fondos públicos para pagar la campaña partidaria; los que utilizan los medios oficiales para hacer propaganda política; los que se enriquecen ilícitamente a costa del Estado; los que desvían dineros públicos hacia organizaciones corruptas y forman parte del desvergonzado engranaje del latrocinio organizado.
Frente a esta realidad, los argentinos debemos asumir la responsabilidad cívica que nos cabe como ciudadanos; utilizar la herramienta que nos da la democracia para cambiar el rumbo equivocado: el voto.
El 23 de octubre tenemos que ejercer nuestro derecho a elegir. Elegir libremente, sin presiones de ningún tipo.
No nos resignemos, pensando que no podemos derribar al gigante. La historia bíblica nos da un ejemplo contundente: El pequeño David, con sólo una piedra, pudo contra el enorme Goliat y salvó a su pueblo.
Debemos tener confianza; podemos hacerlo. Somos muchos los que, con nuestro voto, podemos tirar abajo a ese gigante que nos quiere amedrentar con su fuerza y poder. No le tengamos miedo. La suerte del país depende de nuestra fe y de nuestro voto.
Alguien tiene que defender a Salta y los salteños en Buenos Aires.
Alguien tiene que gestionar mejoras para nuestra gente.
Alguien tiene que ponerle freno a la concentración de poder del kirchnerismo.
Los salteños tenemos derecho a recibir recursos, obras y beneficios por imperio constitucional, no por sumisión a ninguna figura nacional.
Alguien tiene que trabajar por un País Mejor. Sepamos elegir.
Ricardo Alfonsín – Presidente
Bernardo Biella – Silvina Vargas – Virginia Cornejo – Walter Ovejero
Diputados Nacionales
Jorge García Valdez
Ciudadano

Sr Director

El 23 de octubre habrá comicios en todo el país, para elegir Presidente de la Nación y Diputados Nacionales.

Debemos votar por un país sin sobresaltos; un país seguro, transparente, previsible y equitativo.

Un país en el que no falten el gas, la electricidad, los combustibles.

Un país en el que los gobernantes respeten las instituciones y la opinión de todos los ciudadanos; un país tolerante, en el que la libertad de expresión sea real y no sólo una declamación.

Un país en el que los recursos nacionales se distribuyan con equidad entre la Capital y el Interior. 

Quienes gobiernan nos dicen que está todo bien; que la Argentina está mejor que nunca, pero sabemos que no es verdad.

El discurso oficialista se basa en la negación de la realidad; en no asumir los problemas que genera una política populista, que privilegia la demagogia y el asistencialismo con fines electorales.

El Gobierno Nacional se ha empecinado en someter a las provincias, distribuyendo los recursos por simpatía política o por la sumisión a la voluntad presidencial.

De los ingresos nacionales, la Nación distribuye sólo el 25% entre todas las provincias y se queda con el 75% restante para repartirlo de acuerdo con su parecer y conveniencia electoral.

Los fondos que los trabajadores aportaron durante toda una vida laboral son apropiados por la Nación y utilizados como caja para fomentar el clientelismo político.

Por eso se niega sistemáticamente el 82% móvil a los jubilados.

Por eso se niega impunemente un derecho de los trabajadores.

La corrupción campea por donde se la quiera ver.

Sólo no la quieren ver quienes se benefician con ella; los que utilizan los fondos públicos para pagar la campaña partidaria; los que utilizan los medios oficiales para hacer propaganda política; los que se enriquecen ilícitamente a costa del Estado; los que desvían dineros públicos hacia organizaciones corruptas y forman parte del desvergonzado engranaje del latrocinio organizado. 

Frente a esta realidad, los argentinos debemos asumir la responsabilidad cívica que nos cabe como ciudadanos; utilizar la herramienta que nos da la democracia para cambiar el rumbo equivocado: el voto.

El 23 de octubre tenemos que ejercer nuestro derecho a elegir.

Elegir libremente, sin presiones de ningún tipo.

No nos resignemos, pensando que no podemos derribar al gigante.

La historia bíblica nos da un ejemplo contundente: El pequeño David, con sólo una piedra, pudo contra el enorme Goliat y salvó a su pueblo.

Debemos tener confianza; podemos hacerlo.

Somos muchos los que, con nuestro voto, podemos tirar abajo a ese gigante que nos quiere amedrentar con su fuerza y poder.

No le tengamos miedo.

La suerte del país depende de nuestra fe y de nuestro voto. 

Alguien tiene que defender a Salta y a los salteños en Buenos Aires.

Alguien tiene que gestionar mejoras para nuestra gente.

Alguien tiene que ponerle freno a la concentración de poder del kirchnerismo. 

Los salteños tenemos derecho a recibir recursos, obras y beneficios por imperio constitucional, no por sumisión a ninguna figura nacional.

Alguien tiene que trabajar por un País Mejor.

Sepamos elegir. 

Ricardo Alfonsín – Presidente 

Bernardo Biella – Silvina Vargas – Virginia Cornejo – Walter Ovejero

Diputados Nacionales  

Jorge García Valdez

Ciudadano

 

Más sobre: Política.

Noticias relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir