Conferencia sobre el Cardenal John Henry Newman, Vida y Obra

15/11/2010

17 de noviembre, 19.30 hs. España 696, capital, Salta. Cuando el Card. John Henry Newman llega a su conversión, muy meditada y sopesada, sin estridencias sino luego de un largo proceso en que la luz se hacía cada vez más irresistible, elige en la Iglesia el camino del santo de la alegría, San Felipe Neri, se hace de la Congregación del Oratorio por éste fundada.

En la vida familiar y sacerdotal, propia del carisma del santo florentino, halla la plenitud de la libertad de espíritu propia del cristiano, hijo de Dios, unido al deber de fomentar y desarrollar las propias aptitudes personales como una riqueza para la Iglesia (circumdata varietate, rodeada, plena de virtudes y carismas)

Así Newman, se sumó a la larga lista de glorias del Oratorio.

LOS PRIMEROS AÑOS

John Henry Newman nació el 21 de febrero de 1801 en Londres, como primero de seis hermanos. Su padre era banquero y pertenecía al anglicanismo tradicional. Su madre venía de una familia de Hugonotes (calvinistas franceses). Por medio de su mamá estuvo en contacto con la Sagrada Escritura desde pequeño. La situación en al cual creció le permitió una educación cultivada. Desde 1808, en la escuela de Ealing, aprendió entre otras muchas cosas, latín y griego. Aquí creció también su amor por la música, pues desde los siete años de edad aprendió a tocar violín.

CREATURA Y CREADOR

Cuando tenía 15 años, no pudo ir a su casa durante las vacaciones de verano, debido a una enfermedad y a los problemas financieros de su padre. Antes de esta experiencia estaba consciente de no tener ninguna convicción religiosa. Pero entre agosto y diciembre de 1816 se originó en él un cambio de mentalidad, a partir del cual surgió la fe inconmovible, que Newman describe en los siguientes términos: “… pienso que influyó en mis opiniones, en la misma linea de aquellas imaginaciones infantiles que he mencionado, es decir, en aislarme de las cosas que me rodeaban, en confirmar mi desconfianza hacia la realidad de los fenómenos materiales y en hacerme descansar en el pensamiento en dos y sólo dos seres absoluta y luminosamente autoevidentes: yo y mi creador”.

Newman designó esta experiencia como el “principio dogmático” de su vida. El regresará siempre a esta experiencia, sobre todo cuando se presenten momentos críticos en su vida.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/8/86/J-h-newman.jpg/220px-J-h-newman.jpg LOS AÑOS DE OXFORD

En 1817 John Henry Newman ingresó en el Trinity College de Oxford. Aquí hizo las primeras amistades, que serán de la mayor importancia para su vida posterior.

DEL DERECHO AL SERVICIO ECLESIÁSTICO.

Para Newman  era de vital importancia terminar sus estudios con la máxima calificación, en vistas a recibir un mejor puesto de trabajo. Pero luego se decidió por el servicio eclesiástico en lugar de estudiar derecho, que su padre había destinado para él. En 1824 murió su padre. Desde este momento John Henry Newman estuvo frecuentemente en necesidades económicas, ya que tenía que preocuparse no sólo de sí mismo, sino también de toda la familia, especialmente de su mamá y sus hermanas.

SACERDOTE ANGELICANO Y TUTOR

En 1825 recibió la ordenación sacerdotal y en 1826 llegó a ser Tutor (Guía y asesor de un grupo de estudiantes) en el Oriel College. En 1828 murió la menor de sus hermanas, de tan sólo 19 años. Este acontecimiento recordó a John Henry Newman de manera dolorosa la figura engañosa del mundo. Poco después fue nombrado párroco de la Iglesia universitaria de Santa Maria de Oxford. Formación significaba para él no solamente saber y conocimientos, sino también el actuar correspondientemente. Debido a esta visión de su cargo, Newman cayó, junto con algunos de sus colegas, en dificultades con el director, Hawkins. Por ello éste decidió no confiarles más estudiantes, de manera que Newman perdió prácticamente su puesto en los dos años siguientes.

MOVIMIENTO DE OXFORD.

A partir de estas y otras experiencias, Newman notó con relativa claridad, que la iglesia anglicana necesitaba urgentemente de una reforma. Y él sabía que reforma significa un regreso a los orígenes. “El primer paso que el serio estudio de la situación fundamental de la Iglesia anglicana. Esta actividad lo llevó con inmanente necesidad a los padres de la Iglesia, con los cuales estaba íntimamente unido el anglicanismo”. Estos son los primeros autores cristianos que bebieron toda su sabiduría de la Sagrada Escritura y de los recientes testimonios de la vida apostólica y de los primeros siglos de la vida de la Iglesia.

RETORNO A LOS PADRES DE LA IGLESIA

El estudio e investigación de los Padres de la Iglesia pueden ser vistos como el preludio de su dramática búsqueda de la verdad. De estas investigaciones surgió su primer libro The Arians of the Fourth Century (Los arrianos del siglo IV) en 1832. A partir de este momento es para Newman la Iglesia primitiva  el modelo por excelencia. Poco después de su regreso a Inglaterra, el 14 de julio, John Keble (1792- 1866) predicó en la Iglesia universitaria de santa Maria un sermón sobre la apostasía nacional, el cual fue considerado por Newman como el inicio del movimiento de Oxford, que será un movimiento de renovación espiritual muy profundo y con grandes frutos para toda Inglaterra. Durante el tiempo del movimiento de Oxford, Newman escribió el libro Lectures on the prophetical Office of the Churh (sobre el ministerio profético en la Iglesia). Según él, en la Iglesia hay, desde el principio, una tradición episcopal –apostólica y una profética. A partir de estas reflexiones nació poco a poco la idea de la vida media: la Iglesia catolica poseería solamente la traición apostólica, mientras que los protestantes solo la profética. En los ojos de Newman la Iglesia de Inglaterra era el camino medio y, por ello, verdaderamente catolica. Sin embargo, era clarísimo que la iglesia inglesa era ampliamente dependiente del Estado. ¡La vía media existía sólo en el papel!

PROFUNDA REVISIÓN

Apareció en 1841 el Tract 90, escrito que habría de cambiar su vida hasta el extremo. Se trata de una interpretación catolica de los 39 artículos de la Iglesia anglicana. Desde entonces la parte protestante de la iglesia anglicana  persiguió continuamente a Newman con publicaciones y ataques en periódicos y revistas. Después de semejante fracaso, Newman tenía en claro que su fe en la iglesia anglicana necesitaba de una profunda revisión. Por ello, se recogió en Littlemore, donde tenía que atender una pequeña iglesia, para orar, ayunar y vivir en una pequeña comunidad de amigos.

UN FRACASO NECESARIO

Al solicito anglicano le pasaba lo peor que le puede pasar a un hombre: había perdido la fe en la idea que antes amó con pasión, y con ello se venía abajo el edificio mental de su mundo. Todo terminó con un ruidoso fracaso, el cual creó el preludio de una tragedia.

EL CAMINO DE LA CONVERSIÓN.

Newman trabajo en ello de 1842 a 1845. Mientras tanto renuncio a sus funciones de Tutor y de párroco. En 1843 pronuncio su último sermón (la despedida de los amigos) en la parroquia universitaria de santa María. Había considerado vivir en adelante como laico y estudiar arquitectura. La decisión le costó tanto, que sólo pudo tomarla después de largas luchas internas, ayunos y oraciones. Su influjo en la iglesia de Inglaterra, sus familiares y amigos, su edad (tenía ya 45 años); todo esto hijo que su decisión se convirtiera en un acontecimiento verdaderamente dramático. Pero según su conciencia no había otra posibilidad.

PEDIDO DE ACEPTACIÓN

El 9 de octubre, en Littlemore, pidió al padre italiano Domenico Barbieri, el cual viajaba por el momento en Inglaterra, la aceptación en la Iglesia Católica romana. La conversión de Newman representa no solamente el centro de su camino vital, sino también el cambio decisivo en su dramática búsqueda de la verdad, ya que su conversión a la Iglesia católica no significaba otra cosa que el encuentro con la verdad.

APOLOGÍA PRO VITA SUA

Newman estuvo condenado al fracaso por la desconfianza y el rechazo de sus hermanos católicos. Siendo considerado un traidor por los anglicanos, y sufriendo aún el recelo de obispos católicos, que lo conocían de antaño como un gran crítico de la Iglesia Católica, tuvo que sufrir muchos fracasos en su empeños apostólicos. Entre ellos, tener que abandonar el rectorado en la universidad católica Dublín, por él fundada, y el plan de la casa de estudiantes en Oxford. También la nueva traducción de la Biblia, en la cual Newman trabajaba con comprensible alegría y para la que era el hombre adecuado por su dominio del lenguaje, fue boicoteada por sus hermanos católicos”.

El resultado de esta interminable cadena de fracasos y sospechas fue expresado por Newman el 21 de enero de 1863 con palabras verdaderamente dramáticas: “Esta mañana, al despertarme, se apoderó de mí con tal intensidad el pensamiento de que soy una persona que molesta, que no acababa de decidirme a ir a la lucha. Me decía: ¿de qué sirve tratar de preservar o aumentar las fuerzas, sino se hace nada útil con eso? ¿De qué sirve vivir para nada?...  de todo lo que hago ¿qué hay que tenga un fin religioso? Desgraciadamente es éste un pensamiento habitual en mí desde hace años… ¡Oh! ¡Que triste y solitaria ha sido mi vida desde que soy católico!

En 1864 escribió Charles Kingsley un ataque frontal contra los sacerdotes católicos y menciono directamente a Newman como ejemplo de deshonestidad. Newman se vio obligado a responder, y en pocas semanas escribió la historia de sus convicciones religiosas, la cual se publicó con el titulo Apología pro vita sua. Nigg describe como aquella empresa le llegaba a Newman verdaderamente al corazón: “Se percibe la agitación del alma en medio de toda objetividad. Newman escribió en una carta que al hacer este trabajo lloraba y gritaba de dolor con frecuencia” (Nigg, 165)

Afortunadamente, aquel libro devolvió a Newman su buena fama. Tanto anglicanos como católicos reconocieron que la vida y obra de Newman estaba llena de honestidad y fidelidad. La Apología trajo también como fruto el que muchos e sus amigos anglicanos se reconciliaran con él.

Newman estuvo invitado a participar en el Concilio Vaticano I, pero rechazó la invitación del obispo francés Dupanloup. Decía que él no era teólogo y que su estado de salud no era el óptimo.

EL ORATORIANO

Su decisión había sido tan consciente y liberadora como incierto futuro: no sabía a dónde ir. Después de algún tiempo, resolvió viajar a Roma, para experimentar la Iglesia romana de cerca y encontrar su lugar en la Iglesia Católica. En Roma notó muy pronto que propiamente tenía que iniciar una nueva vida. A este respecto escribió: “Es algo espantoso tener que empezar una nueva vida la final de los días”.

Después de ver y conocer la Iglesia romana y muchas órdenes religiosas, decidió ordenarse como sacerdote católico y entrar en el Oratorio de san Felipe Neri.

Newman habló personalmente con el Papa sobre la posibilidad de fundar un Oratorio en Inglaterra. El Papa aprobó la idea. Así, Newman regresó a Inglaterra en 1848, para llevar a cabo esta obra.

Newman y sus compañeros empezaron a trabajar con la gente sencilla de la parroquia: clases de religión para los niños, visita de las casas, celebraciones. Tiempo después se fundó una escuela para garantizar el sustento del oratorio. Newman veía con dolor la triste realdad de la minoría catolica en Inglaterra y trabajó con todas sus fuerzas por la formación de los laicos. De su Oratorio de Birmingham nacerá luego el de Londres, también con marcadas figuras de la Iglesia de Inglaterra, como Wilfrid Faber, gran escritor.

MUERTE Y BEATIFICACIÓN

Los últimos años de su vida los pasó en su Oratorio de Birmingham. Siempre recibía a sus amigos, los cuales no pocas veces buscaban su consejo. Incluso la muerte de Newman está llena de rasgos dramáticos. Hasta el último momento de su vida permaneció la experiencia de los dos seres perfectamente claros: él y su conciencia y su Creador.

SU CAUSA DE CANONIZACIÓN

Fue declarado Venerable el 22 de enero de 1991 por el Papa Juan Pablo II. En 1991 el cardenal Newman fue proclamado Venerable tras una minuciosa investigación de su vida y obras por la congregación para las Causas de los Santos. Recientemente se ha cerrado la causa para su beatificación y canonización.

Primero se declaran venerables (titulo que él ya tiene) al aprobarse el “decreto de virtudes heroicas”, luego beatos y por último santos (mediante la  canonización). Para la beatificación es necesaria la comprobación de un milagro bajo su intercesión. En 2005 el padre Paul Chavasse, el responsable de la causa, anunció que “al fin tenemos una cura milagrosa”. El milagro alegado ocurrió bajo la jurisdicción del arzobispado de Boston (EEUU), quienes fueron los responsables de determinar su validez.

El 3 de julio de 2009 la Santa Sede promulgó el decreto que atribuye un milagro a su intercesión. La ceremonia de beatificación tuvo lugar en Inglaterra el 19 de septiembre de 2010.

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