Pozos petroleros en el Norte provincial

21/12/2009

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Aproximadamente 50 pozos pertenecientes a los antiguos yacimientos de Vespucio, Lomitas y Tranquitas estarían en óptimas condiciones de producir condensado de gas y petróleo en cantidades suficientes para abastecer las poblaciones del norte provincial y, lo que es más importante, contener laboralmente a decenas de desocupados de las localidades de Vespucio, Mosconi o Tartagal.


Los yacimientos mencionados se encuentran ubicados en los alrededores de Campamento Vespucio, 6 kilómetros al oeste de General Enrique Mosconi y el potencial de estos antiguos yacimientos explorados y explotados por la ex estatal YPF en las primeras décadas del siglo XX -según aseguran conocedores de las áreas-justificarían inversiones que, sin ser tan elevadas, alcanzarían para ponerlos en producción.

Aseguran que con una intervención de muy pocos recursos podrían mejorar notablemente su producción.

Estos tres yacimientos a los que pertenecieron pozos como el Vespucio 1 y 2 están a pocos metros de las viviendas del vistoso campamento. Después de la privatización de YPF, entre los años 1991 y 1992, el área fue concesionada a la petrolera Tecpetrol. Pero la compañía no ha realizado intentos de reactivarlas, probablemente porque lo que puedan producir no es de interés para estas grandes multinacionales que vuelcan sus esfuerzos y sus inversiones, varias veces millonarias, en otros proyectos que se caracterizan por ser pozos profundos, que llegan a las formaciones geológicas Icla, Santa Rosa y Guamampampa. Estas se encuentran a más de 5.000 metros de profundidad y con inversiones en cada perforación que superan los 70 millones de dólares.

La prueba más categórica del potencial de estos pozos la dio hace algunos años el Tranquitas 126: como está ubicado prácticamente en el patio de una de las viviendas de ese asentamiento contiguo a Vespucio, el propietario de la casa, un ex trabajador de YPF que había prestado servicio en los campos exploratorios y que conocía el oficio, hizo una conexión desde el pozo hacia su casa. Así, durante varios años, estuvo aprovisionado de suficiente gas para la cocina y la calefacción.

La explotación de esos pozos podría ser posible con una muy baja inversión. Los beneficios serían superlativos.

Otra evidencia de la surgencia espontánea fue que durante años, y aún en la actualidad, muchos vecinos que habitan los alrededores de Vespucio suelen bajar una quebrada que bordea al antiguo hospital -ahora totalmente abandonado- y desde allí recogen el petróleo que se esparce desde un antiguo pozo abandonado.

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