El taxi de Amanda

13/11/2009

Siempre se ha asociado a la mujer con las tareas domésticas, las del hogar, las de la casa. Siempre se ha dicho que el trabajo duro lo hace el hombre, que la mujer se quede en casa con los chicos y se haga cargo de la ropa, los platos, el baño, etc. No podía asociarse a la mujer con tareas rudas.

Sin embargo la sociedad y el mundo han ido evolucionando, los tiempos han cambiado, la mentalidad tanto de las mujeres como la de los hombres ya no se parece ni en lo más mínimo a lo que solía ser unos 50 o 60 años atrás. Hoy las mujeres mantienen su casa, educan a sus hijos y… manejan taxis.

Un vívido ejemplo de esto es Amanda Cabrera, mujer taxista de profesión y ama de casa al mismo tiempo. “Es bastante duro porque tenés que hacer las cosas de la casa como toda mujer y a la vez tenés que recibir la presión de la parte masculina en la calle” sostuvo esta singular chofer.

Mientras lidiaba con uno de sus pequeños hijos, Amanda hacía saber que la vida en la calle, para una mujer que trabaja detrás del volante de un taxi, no es para nada fácil. “Hay paradas donde todos son hombres. Algunos son buenos, te ayudan a correr el auto y hay otros que no te dan bolilla y ni te saludan” afirmó.

No obstante esta realidad, según Amanda, “hay cada vez más mujeres manejado taxis. Me han dicho que ya somos como 15 en el medio, aunque yo todavía no he visto a las 15 pero siempre estoy viendo a mujeres trabajando en la calle”. Un dato para nada menor si se tiene en cuenta lo machista que es la sociedad salteña.

“No sé si podremos avanzar mucho. Yo he respondido avisos en el diario que buscaba chofer y nunca me contestaron. Siempre me decían que las mujeres no sirven, porque en el caso de que se eche a perder el auto, no saben cómo repararlo, que son cosas que sólo saben los hombres”.

Pero esto puede parecer insignificante si se lo compara con otros peligros y cuestiones de la calle. La seguridad juega un rol importantísimo dentro de este marco. “Una persona puede asaltarle a una porque es mujer y no se animarían si el chofer fuera un hombre”. Más claro, echale agua.

Y como para ir finalizando –porque todavía le quedaba una larga jornada de trabajo- Amanda se atrevió a desafiar a sus colegas y se despachó afirmando que “las mujeres manejamos mejor. Somos más prudentes a la hora de agarrar el auto. Tengo muchas experiencias al respecto”.

De esta forma conocimos un poco más de la vida del siglo XXI. Ya nada es lo que solía ser; todo parece haber no sólo cambiado, sino que hasta invertido. No existe más el “vos quedate en casa que yo voy a laburar”. Argentina, siglo XXI.

 

FUENTE: Gonzalo Lopez

 

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